Las farmacias son espacios de salud de referencia en cada barrio. Por su cercanía, amplitud horaria y presencia constante, se convierten en lugares estratégicos para actuar ante emergencias médicas.
Instalar desfibriladores (DESA/DEA) en farmacias permite ofrecer una respuesta rápida ante una parada cardíaca súbita, reducir la mortalidad y fortalecer el papel de la farmacia como punto de cardioprotección de proximidad.
¿Por qué instalar un desfibrilador en una farmacia?
Las paradas cardíacas extrahospitalarias son una de las principales causas de fallecimiento en España.
Cada minuto sin actuar reduce un 10 % las probabilidades de supervivencia. Disponer de un desfibrilador semiautomático (DESA) en la farmacia permite atender a una persona en los primeros minutos críticos, antes de que llegue la ayuda sanitaria.
Las ventajas de contar con un DESA en la farmacia son claras:
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Personal sanitario presente y preparado.
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Localización céntrica y accesible para los vecinos.
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Mayor rapidez en la respuesta ante emergencias.
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Confianza y compromiso con la salud de la comunidad.
💡 Un desfibrilador en la farmacia salva vidas y refuerza la imagen sanitaria y responsable del establecimiento.

Normativa sobre desfibriladores en farmacias
A nivel nacional, el Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo, regula el uso de desfibriladores automáticos y semiautomáticos fuera del ámbito sanitario.
Este decreto autoriza la instalación de desfibriladores en espacios no hospitalarios, como farmacias, siempre que se cumplan las condiciones de instalación, formación y mantenimiento.
Además, cada Comunidad Autónoma cuenta con su propia normativa:
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En Madrid, el Decreto 78/2017 exige que los equipos estén conectados al 112 y correctamente señalizados.
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En regiones como Cataluña, Andalucía o Galicia, se impulsa la implantación voluntaria de desfibriladores en lugares públicos como farmacias, gimnasios o centros comerciales.
Farmacias cardioprotegidas: un compromiso con la salud de la comunidad

Una farmacia cardioprotegida no solo ofrece medicamentos, sino también seguridad y respuesta ante emergencias.
Para obtener esta denominación, el establecimiento debe:
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Instalar un desfibrilador DESA homologado y conectado.
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Garantizar formación en RCP y uso del DESA a su personal.
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Realizar mantenimiento y revisiones periódicas del equipo.
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Señalizar el dispositivo y comunicar su instalación al registro autonómico correspondiente.
Estas acciones consolidan a la farmacia como un punto de cardioprotección en la comunidad, capaz de actuar en los primeros minutos de una emergencia.
Formación y mantenimiento: claves para una actuación eficaz
Disponer de un desfibrilador es solo el primer paso.
El personal farmacéutico debe estar formado en reanimación cardiopulmonar (RCP) y en el uso correcto del DESA, siguiendo los protocolos de emergencia.
Las normativas autonómicas exigen formación inicial homologada y reciclajes periódicos.
Por otro lado, es esencial mantener el desfibrilador en perfectas condiciones:
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Revisión de electrodos y batería.
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Verificación de conexión al 112.
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Telecontrol 24 h para asegurar su operatividad.
Convierte tu farmacia en un espacio cardioprotegido
Dar el paso hacia la cardioprotección farmacéutica es una decisión responsable y necesaria.
Un desfibrilador accesible puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en cuestión de minutos.
El servicio de cardioprotección integral ofrece:
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Instalación y mantenimiento de desfibriladores conectados.
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Formación homologada para el personal.
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Asesoramiento normativo y soporte técnico permanente.
👉 Protege a tus clientes y a tu comunidad.
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