Desfibrilador portátil: atender emergencias en cualquier lugar
Un desfibrilador portátil permite atender una emergencia cardíaca en lugares aislados, como zonas sin corriente eléctrica o cobertura, así como unidades móviles que por su naturaleza están en movimiento, por ejemplo unidades de policía o flotas de transporte
¿Qué características tiene un desfibrilador portátil?
Los desfibriladores portátiles (DESA) tienen que ser equipos compactos, fáciles de transportar y con capacidad de ser alimentados por baterías.
El inventor de este dispositivo fue Frank Pantridge, quien confiaba en que las irregularidades en el funcionamiento del corazón podrían atenderse desde cualquier lugar en el que ocurriera: en el hogar, el lugar de trabajo o en plena calle. Para esto era necesario el desfibrilador portátil.
En 1965, con la ayuda del doctor John Geddes y el técnico Alfred Mawhinney, Pantridge inventó el primer desfibrilador portátil del mundo.
El dispositivo fue instalado en una ambulancia y se utilizó por primera vez en 1966. El primer modelo pesaba más de 70 Kg y en la actualidad apenas superan los 3 Kg.
A pesar de que estamos acostumbrados a ver los desfibriladores en cabinas o vitrinas, en muchos casos conectadas a los servicios de emergencia. El desfibrilador portátil puede guardarse en un maletín estanco también conectado al 112 o 061 a través de una tarjeta GSM.
¿Cuándo puedo necesitar un desfibrilador portátil?
El desfibrilador semiautomático portátil es muy utilizado por los conocidos como ‘primeros intervinientes’, es decir, cuerpo de policía, bomberos, servicios de emergencias, etc.
Este tipo de unidad acude a urgencias donde es posible encontrarse con víctimas que están sufriendo algún tipo de accidente cardiovascular. Por lo que la aplicación del desfibrilador, junto a las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), son de vital importancia para aumentar las probabilidades de supervivencia.
Las muertes por parada cardiorespiratoria siguen siendo la primera causa de muerte en nuestro país, la aplicación de las técnicas de RCP junto a un desfibrilador aumentan las posibilidades de supervivencia.
Si el uso de este tipo de desfibriladores se produce en los 3 minutos después del paro cardiaco, la supervivencia aumenta un 73% y si se utiliza en menos de 5 minutos, las posibilidades se incrementan hasta el 50%.